Relatos, historias y cuentos.

jueves, 22 de enero de 2015

Diario de Pesadillas: El Bailarin

jueves, enero 22, 2015 Posted by Anil , No comments

Muy buenos días: Espero estén bien, aún estamos en enero, así que el motivo de esta publicación es extraño (como siempre) Soy una persona un tanto peculiar, una persona que al menos una vez al mes come frituras, toma un poco de alcohol, lee un buen libro y tener pesadillas.

 Las pesadillas son algo normal en mi vida y se puede decir que las disfruto… cuando ya es de día y no pueden asustarme. Porque cuando las sueño despierto llorando y muy inquieta. Y no sueño cosas en extremo horribles, sino más bien angustiantes. 

 Así que, siempre que pueda, creo que empezare un Diario de Pesadillas. Puede que no sea muy frecuente, pero al menos será algo, porque siempre es bueno recordar a que le tenemos miedo. Si alguno de ustedes, lectores, tiene una pesadilla, puede mandarla y la adjuntaremos al diario. Nos vemos por la noche, si es que podemos. 

*Notas del Diario: (1) Cada número es un cambio de lugar, ya que en los sueños podemos saltar de una situación, lugar, o tiempo a otro sin razón lógica y sin relación. (2) Estas historias pueden carecer de continuidad y orden. (3) En todos los sueños siempre hay una conexión, siempre trataremos de seguir esa línea al final del sueño.

1- Estoy en una gran avenida, es de noche y entro a un taller con luces de neón blancas, está muy sucio y de unas vigas cuelgan uniformes viejos de colores tristes, me parecen niños colgados. Conmigo están una amiga y su madre, mi hermana y su novio, y un chico guapo que me pide mi teléfono. Le decimos al en broma que soy modelo. 

2- Subimos a una van y conducimos avenida abajo, todo está muy oscuro y sucio. Bromeamos con que debemos ir a la playa mientras vamos a casa.

 3- Vuelo a aparecer en la camioneta con mi familia, abuelos y unos tíos, bajamos a un hotel que está sucio y parece un sanatorio viejo. Estamos en la playa. 

4- Nos meten a una habitación amarilla, está sucia y el color es viejo. No hay habitaciones para darnos, tenemos tantas maletas que no podemos sentarnos. Mis padres y abuelos se van. Estoy con mis tíos, mi prima y mis hermanas. 

5- Mi Prima y mi hermana toman un talco perfumado que es mío y lo tiran por doquier; hay agua oscura en el suelo, hay mucho desorden y mi talco esta por todos lados. Entra por la puerta un amigo, pero luce más delgado y alto de lo acostumbrado. Tiene en la mano derecha una escoba y un recogedor. En la derecha tiene un par de cervezas. Tiene un traje a rayas. Parece un esqueleto.

 6- Visitamos un museo amplio, grande y silencioso, el piso son grandes cuadrados de mármol frio y las paredes son de yeso. Me acompañan 3 personas, 2 hombres adultos a quienes no conozco y un anciano que parece sabio, y por el cual siento mucho respeto. Estamos en una sala de exhibición animal donde cada animal de la tierra tiene su espacio, dentro del cual existen 3 estatuas en distintos estilos artísticos (a lo Picasso, minimalista, realista, etc…). Me separo del grupo diciendo que iré a ver a mi favorito, al cual llamo “El bailarín”. El anciano mi mira y niega con la cabeza; me dice que no vaya sola. Sus ojos son tristes y grandes. 

7- Estoy en un patio enorme y redondo, mismo piso de mármol blanco, el cielo es azul pálido. Delante de mí hay 3 estatuas de elefante talladas con distintos estilos en mármol blanco y con destellos azules. Siento algo enorme detrás de mí y me giro lentamente. En el centro del patio y de un tamaño enorme hay una cuarta estatua de elefante, la cabeza es realista, tallada en mármol, con las orejas rígidas y la trompa floja, cayendo. El cuerpo es el de un hombre inmenso, musculoso y en extremo rígido, en una posición extraña, brazos abiertos, una rodilla flexionada y una pierna estirada. La cabeza esta de frente y me mira. Me angustia ver la estatua y de repente me siento observada. Estoy sola en el patio y hay un silencio sepulcral. Las estatuas detrás de mí se mueven pero yo sigo viendo al Bailarín. No me puedo mover. No puedo respirar. Y sobre todo no puedo cerrar los ojos. El señor anciano entra al patio junto con los 2 hombres. Me mira y me dice que vaya con él. Recuerdo vagamente que ha mencionado antes que el trabajo en el museo hace años mientras él me invita a visitar su exhibición favorita, la exhibición de la almohada. Le sigo, pero continúo sintiendo la estatua del Bailarín detrás de mí, inmensa y aplastante. Sé que si miro por encima de mi hombro el me matara. Miro.


0 comentarios:

Publicar un comentario