Muy buenos lo que sea lectores:
Al fin graduada y por
tanto, desempleada, si que hoy les venimos ofreciendo la historia de Calamitas,
que si bien un no lo conocen, en alunes meses sabrán quien es él.
Agradecimientos a los
lectores, tooodo es por ustedes chicos, así que destrócenlo si es necesario:
CALAMITAS
Cap 1 El rey del salon
Si tuviera la oportunidad de fundar una banda, seguramente
su nombre seria “Pheonix”, y no lo haría por ellos, que fueron grandes entre
los grandes; lo haría por él, que tenía magia en los dedos.
Ramiro, o como le llamaba artísticamente, Calamitas.
¿Han escuchado
The Devil Went Down to Georgia”? Pues Ramiro sí que la había escuchado,
día y noche, noche y día, desde que amanecía hasta que a las altas horas de la
madrugada debía de dormir. Para aquellos que no hayan escuchado esta canción,
trata de un hábil niño que tocando el violín derrota al mismísimo diablo, a
pesar de las trampas de este.
Ramiro empezó a tocar la guitarra desde que tenía 6 años,
mientras su padre le regañaba con su asqueroso aliento alcohólico y su madre le
resoplaba el humo de su cigarro. Tal vez
las adicciones de ambos nos les permitieron ver lo prodigioso que era el
pequeño con las manos, dado que el sonido que salía del instrumento era su mayor dolor de cabeza.
En fin, el tiempo no pasa en vano para nadie, así que
nuestro pequeño y adorable niño se convirtió en un delincuente en regla, con
los mejores trucos o mañas para salir triunfante de cualquier situación.
-Mi nombre es Ramiro Sánchez del Rio, experto en las oscuras
artes del delito, con las manos más hábiles del mundo no solo para la música y
para las mujeres, If you know what i mean.
Estudiaba en la preparatoria cuando paso el accidente. En el
reporte se escribió de la siguiente manera.
“… de la siguiente manera, el alumno Ramiro Sánchez del Rio queda
suspendido al tratar de causar un daño físico a su compañero Pedro Ibarra el
día 27 de marzo de 2010. Se confirma por medio de la misma que el atacante
perdió 2 de los dedos de la mano derecha en el altercado, por lo cual se le
llevo de urgencia al hospital donde se pudieron reinsertar los dedos afectados,
aunque lamentablemente no se pudo recuperar la movilidad de los mismos.”
Sin embargo no era así como lo
relataba en la escuela. Había entre los
compañeros una riña eterna por ganar el puesto de malo en el salón. El estúpido
Pedro era un chico malo, famoso por sus habilidades para manosear a las chicas
que le aceptaban un chicle. El imbécil
de Ramiro era famoso por su habilidad innata con las manos, además de su
carisma descarada y su rostro atractivo. No fue casualidad que fuera el 27 de
marzo cuando ocurrió la desgracia. Ese preciso día fue cuando el trono era
otorgado oficialmente al chico del año, y todos los salones estaban al
pendiente del resultado final. El ganador
gozaba de privilegios en la cafetería y con la coqueta prefecta de 25
años que tenía menos de 2 años en la institución pero más de 10 de reputación temeraria con los jóvenes. La
prueba final para los competidores era simple: debían obtener el libro que leía
el profesor de literatura, al cual, por cierto, apodaban “La Hidra”.
Los turnos se dividieron en media
hora para cada finalista, que eran 3 : Roberto, Pedro y Ramiro. El primero tuvo
un desempeño horrible, pues trato de sacar el libro mientras el profesor
escribía en el pizarrón. Deplorable, pues si bien La Hidra era vieja y
desmedida, no por nada se le atribuía el nombre de una bestia que tenía 7
cabezas. El fallo inminente del primer concursante implicaba una complicación
para los otros 2, puesto que ahora el profesor se mostraba más huraño y
cuidadoso que nunca. Pedro sonrió para sus adentros, puesto que si bien era
posible fallar para él, eso implicaría que el profesor hiciera imposible la
tarea para Ramiro; así que confiado, decidió
que lo mejor era hacer algo increíblemente dramático y audaz que hiciera de él
una leyenda en la preparatoria. Así que
el muy bastardo respiro hondo, sonrió a las chicas a su lado y se levantó
mientras decía:
-Toda de blanco vestida,
Toda blanca,
Sobre un ramo de violetas
Reclinada
Te veía
Y a las rosas moribundas
Y a ti, una luz tenue y diáfana
Muy suavemente
Alumbraba,
Luz de perla diluida
En un éter de suspiros
Y de evaporadas lágrimas.-
Toda blanca,
Sobre un ramo de violetas
Reclinada
Te veía
Y a las rosas moribundas
Y a ti, una luz tenue y diáfana
Muy suavemente
Alumbraba,
Luz de perla diluida
En un éter de suspiros
Y de evaporadas lágrimas.-
Decía mientras caminaba lentamente hacia al profesor, haciendo que su voz tomara niveles más bajos
en los finales; mientras declamaba veía como todo el mundo se centraba en él,
lo cual, por supuesto, le aseguraba la victoria. Ya estaba frente a la hidra,
así que le dio la espalda y miro al grupo, todos los ojos puestos en él,
mientras lentamente se acercaba al escritorio:
¿Qué hado extraño
(¿Fue ventura? ¿Fue desgracia?)
Me condujo aquella noche
Hasta el parque de las rosas
Que exhalaban
Los suspiros perfumados
De sus almas?
(¿Fue ventura? ¿Fue desgracia?)
Me condujo aquella noche
Hasta el parque de las rosas
Que exhalaban
Los suspiros perfumados
De sus almas?
Cuando
finalmente pronuncio almas, todo su grupo de fans rompió en gritos y chillidos
de emoción incontrolables, mientras pedían a gritos que lo hiciera de nuevo. La
hidra enloqueció; dejo plumón y borrador y se puso a callar a diestra y
siniestra, a apagar aplausos y mirar con odio a las pocas que lloraban de
emoción; Pedro se inclinó ante el grupo y descaradamente fue hasta el
escritorio a robar el libro del profesor, puesto que las 7 cabezas estaban
vueltas locas unas contra otras debido a su espléndida actuación. Con suficiencia abrió la mochila solo para
descubrir que ahí no había libro.
Y, bravo para los únicos ojos
que lo miraban con suficiencia, ahí, en el fondo del salón, Ramiro inclinaba
ligeramente la cabeza mientras en su mochila guardaba el libro del profesor,
hábilmente robado mientras Pedro realizaba su ridícula declaración de amor a si
mismo. Víctima de la ira desmedida que su carácter impertinente le brindaba,
Pedro corrió directamente hacia Ramiro, tirando todo lo que se interponía en su
camino, loco y desquiciado. Ramiro ni siquiera se inmuto, puesto que sus años
de delincuencia lo habían enseñado que era mejor pelear tranquilo. En menos de
10 segundos solo un pupitre se interponía entre los 2 chicos, pupitre en el que
estaba sentada una chica, apartada, despeinada y poco atractiva, que parecía
ausente de la situación gracias a un libro que mantenía abierto en su regazo.
Parados frente a frente, separados solo por esa chica, ambos chicos se miraron
con cierto desagrado por unos segundos. Entonces Pedro, ansioso por guerra, se
lanzó por Ramiro al tiempo que este preparaba su golpe, ya lo tenía todo
calculado y desafortunadamente para la chica frente a él, ese golpe la
involucraba, pue son había manera de corresponder el ataque sin golpearla a
ella. Segundos antes del desastre, casi como si se lo susurrara especialmente a
él, la chica canto por lo bajo:
"I
guess you didn't know it, but I'm a fiddle player too.
"And if you'd care to take a dare, I'll make a bet with you.”
"And if you'd care to take a dare, I'll make a bet with you.”
Sagrado
hasta el extremo, Ramiro reconoció al instante el verso de su canción
predilecta, y no por su voluntad, sino por su instinto, se lanzó a salvar a ese
chica que no recordaba haber visto nunca en clases; con un movimiento rápido la
jaló hacia si, fuera del alcance de la estampida viviente de Pedro. El pupitre
cedió ante el peso y un estallido de varas de metal y astillas de madera inundo
todo; protector ante todo, Ramiro rodeo con sus brazos a la chica y la aparto
de todo peligro, sin siquiera pensarlo, para después dejarla en la esquina
apartada del salón.
-Dame
el libro.
Pedro
había tomado una barra de metal del pupitre y la blandía como si fuera una
espada de filo efectivo. Puede que en ese momento la prudencia hubiera salvado
el día; muchas veces en la oscuridad Ramiro se pregunta qué habría pasado si le
hubiera dado el libro y con el trono de rey. Tal vez ahora tendría un buen trabajo, una novia
bonita y un futuro por delante; pero no, se dice constantemente, el orgullo
pudo más que lo correcto (y cobarde).
-*
Te dije una vez, hijo de una arma, que yo soy el mejor que puede haber.
( I told you once, you son of a gun,
I'm the best there's ever been.)
Todo
pasó muy rápido: Pedro lanzó el primer golpe, y
que Ramiro esquivo con destreza, devolviendo el golpe levemente. Pedro remonto y lanzo un golpe a la quijada
desde abajo, pero estaba confundido y en lugar de apuntar a Ramiro, apuntó a la
chica detrás de él. En un intento de mantenerla a salvo, Ramiro se tiro sobre
Pedro haciendo que ambos cayeran, con tan mala suerte que un efecto tijera del
piso y la barra de metal le corto 2 dedos a Ramiro de cuajo.
Cuando
empezó a fluir la sangre, la Hidra reacciono por fin y se llevó a ambos muchachos.
En el salón solo quedo un reguero asqueroso y una chica despeinada en el
fondo mirando a la nada mientras todos
discutían quien había ganado.
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