Buenos tiempos:
Y si, les debíamos muchas historias; así que les presentamos la primera parte de "Los 7 besos".
Y aunque el titulo no tiene nada que ver con la historia de momento, en la segunda entrega descubrirán la razón del mismo.
También queremos obligarles a que visiten y comenten la página que con sudor y ganas les hemos armado :3, pero como no podemos, simplemente agradecemos que nos lean ;).
Disfruten
*Nota: si alguien descubre quien el antagonista se gana una cerveza por parte de la página.
LOS 7 BESOS
Salté. Después cambie de opinión.
Sólo vi un borrón pasar ante mis ojos, el aire llenando mis pulmones completamente y al final el un sonido de algo poroso impactando contra una superficie sólida. Nunca olvidaré el crujido de mis huesos rompiéndose, un tanto ahogado por mis músculos y piel.
Después todo fue oscuridad. Y el frío, ohh. El frío... Lo llenó todo con tanta intensidad que sentía que me quemaba. Quería moverme, quitarme esa sensación. Pero ya no era dueño de mi cuerpo, aunque podía sentirlo todo como si lo fuera. "Respira, respira, ¡carajo! No nos abandones...”
(¿A quién?)
Desperté en un lugar oscuro con tonalidades grises y rojizas fue
inquietante. Al pasar primero por fuego y dolor, lo único que podía sentir era
la condena eterna. Las voces, los
olores, las visiones, los sabores; todo me resulto terrorífico y maldito. Pero
después de haber estado un tiempo (que me pareció más un milenio) en esta
especie de limbo, todo volvió a quedarse oscuro y sin vida. No sé si esto me
dio más miedo. Estar en un lugar solo
sin ninguna presencia, por tranquilo que se pueda imaginar, es más aterrador
que estar en el limbo. Si hablas ¿Quién
te oirá? Si tocas a tu alrededor ¿Habrá algo que tus dedos puedan rosar? Mientras
más aguces tus oídos. ¿Habrá algo que puedas escuchar? En la nada, todo es posible. Y al mismo
tiempo, todo es imposible.
Después de un rato (un milenio) un resplandor rojo tiñó un horizonte
frente a mí. Y sin más me encontraba en un cerro. Estaba tirado en medio de un
lugar oscuro y lleno de polvo. Parecía que nada había pasado, que simplemente
había vuelto a la tierra donde todo es sobrevivir y ganar, cuando una lejana
carcajada empezó a resonar por el horizonte. A cada segundo el sonido se hacía
más fuerte y más desagradable. Aunque la recorrí con la mirada todo alrededor
de mí, no logre ubicar la procedencia del sonido. Levantándome lentamente,
decidí hacerle caso a mis instintos y huir de ahí, pero al darme la vuelta
choque contra un... Algo.
-Pobre pecador. Caído en las salas del infierno por no soportar su
existencia allá en la tierra…
Si eso no era el Demonio, entonces no existía. Tenía una cara cubierta
por sombras un unos ojos como brazas. No era aterrador, pero míralo te daba
miedo. No tenía el rostro rojo como cualquiera esperaría, sino gris, para que
sus ojos escarlata resaltaran más y una lengua larga y negra… asquerosa.
-Pobre, engañado por todas las ideologías de su gente creo que debía
inclinarse a lo que Su Dios mandaba, matando a los diferentes, robando a los
tontos o simplemente repitiendo las
mentiras de hace milenios. ¿Nunca sabrán seguir a su mezquino interior?
-¿De-d-de que habla?- Pregunté sin decir nada, solo moviendo los labios.
El demonio sonrió mientras su lengua me olía, tal como las de las serpientes
ponzoñosas.
-No se trata de ser bueno ante ninguna deidad. Se trata de encontrar el
equilibrio entre hacer un bien y hacer un mal. Bienvenido al infierno.
*****************************************************************************************************
-¿Quién, en el nombre de del demonio,
me trajo este idiota?
-Señora… fui yo.
-¿Y por qué demonios no te lo llevas? ¡A mí no me sirve!
-Aun no lo ha probado, señora….
Me quedé anonadado mientras
escuchaba como el demonio horrible y deforme se inclinaba ante una adolescente delgaducha y más bien fea, mientras esta me miraba de arriba abajo… Después de conocer
al demonio, esté me ató y me llevo a una cueva asquerosa y ruin iluminada solo
por antorchas rojizas de las que emanaba un fuego azul. El demonio me llevaba por delante picándome de
vez en cuando con sus dedos largos y picudos. No veía nada más que sombras púrpuras.
No estaba paralizado de miedo, pero si asombrado de la irreal que todo se veía.
Es decir, hacia solo un instante que tocaba el piso con los pies, y ahora caminaba por una caverna fría y oscura
con el demonio a mis espaldas y un olor a tierra mojada dándome de lleno en la
nariz. Al final llegamos a una amplia
estancia de la cueva donde, en un montón de estalactitas se encontraba la
adolescente con su largo cabello flotando a su alrededor.
Tal vez crean ustedes que soy un estúpido ignorante y que quise decir Estalagmitas… Pero no, esta esa muchacha delgada colgando del techo metida entre las salientes como un maldito murciélago.
Tal vez crean ustedes que soy un estúpido ignorante y que quise decir Estalagmitas… Pero no, esta esa muchacha delgada colgando del techo metida entre las salientes como un maldito murciélago.
-No necesito probarlo… Lo huelo. Arrepentimiento. Perdón. Amor… ¡Puaj!
Me da asco.
-¿Entonces por qué esta aquí? Debería
haber ido hacia arriba, ¿No?
-¡Silencio, Octo!... Ya veo que eres estúpido. Yo me encargo.
Desde donde estaba pude percatarme que a “Octo” no le gustaba la
resolución de la muchacha, pues fruncía su horrible seño y clavaba las uñas en
su cuello, respirando fuertemente. Finalmente y con un horrible estruendo Octo
respondió ásperamente.
-Tengo hambre.
Unos segundos de silencio donde todo se paró (Incluso el pelo de la
chica, flotando a su alrededor, estático) procedio a una sonora carcajada que
altero el fuego en las antorchas, como si este le temiera a la chica.
-Vete al carajo.
-Carolina…
Entonces ella miro al demonio. Fue rápido y casi imperceptible… Toda la
ira del mundo se habría amedrentado contra esa glacial ojeada… Nunca vi sus ojos…
No creo que siquiera haya llegado a ver su cara. Recuerdo que la “sentí”
sonreír… pero no era una sonrisa agradable si saben a lo que me refiero.
-Vete, yo me ocupo.
Y sin siquiera respirar Octo desapareció. Si he de ser sincero morí de miedo. Antes el
demonio me había aterrorizado, ahora la chica me daba pánico. No respiraba. No
me movía. Mis ojos estaban clavados al suelo.
-Y tu… me das asco… ¿Arrepentirse en el último momento? ¿Cuándo tus pies
ya están en el aire a punto de caer? ¿Sabes lo repugnantes que son los
cobardes? Esas pequeñas basura bastardas que te hacen creer que irán hasta el
fin de cualquier cosa y al final se detienen justo al borde, dando la espalda y
corriendo en dirección contraria mientras el miedo inunda sus estúpidos ojos....
Aquí no nos gustan los términos medios… O estás helado o estas que ardes.
La chica sonreía mientras me miraba retándome a bajar la mirada. Yo
sentía su asco recorriéndome, inundándome… me mareaba… Pero sabía que si la
dejaba de mirar simplemente desaparecería.
-Deberías quedarte en el infierno solo por ser un pendejo- Siguió
seseando, flotando lentamente hacia abajo- Pero pediste perdón… y te funciono…
no soporto ese olor.
Me dio la espalda y respiro profundo, dándome una oportunidad para no
desmayarme. Pude observar que toda ella vibraba levemente, como si no fuera un
ente físico, sino más bien un holograma… como si estuviera hecha de humo.
-Te llevare fuera de aquí.
-¿Iré al…cielo?
-¿Me has visto cara de idiota? Porque si es así tendré que comerme tus
ojos.
-¿A dónde voy?... ¿Dónde estoy?
-Sígueme.
Y sin más empezó a andar por un corredor angosto. Era tan pequeña… tan
insulsa cuando no te miraba, que costaba creer que con una sola mirada podía
espantar a un monstruo horrible.
-¿Cómo te llamas?
¿Me preguntaba a mí? Me quede parado, sin saber que responder. ¿Debía?
-Que haces aquí… no debiste haber
saltado, David.
-¿Cómo sabes mi nombre?
-La última vez que te vi nos besábamos bajo un árbol, y alguien te salvo
de ser mi primera víctima.
-No te reconozco… no sé de qué hablas.
-Supongo que me sigo viendo igual que la última vez. Esa es mi desgracia
en el infierno…. Que han pasado 10 años y sigo viéndome como una estúpida
adolescente… Como sea… ¿Me extrañaste?
0 comentarios:
Publicar un comentario