Buen lo que sea queridos lectores:
Este día les taremos un cuento que es apto para todas las edades, sobre todo para las personas que nunca entiendes que hay muchas maneras de hacer las cosas. Abran su mente (más de lo que abren las piernas ha ha) y atrévanse a ir por caminos que aun no han probado.
Y una dedicatoria muuuy especial a Giih Soares y a Jordi Rivera Flores, los primeros likes en facebook (¿Tienen facebook? joder, donde)
¡Chicos, los queremos!
NUNCA HUBO UNA VEZ
Nunca hubo una vez, siempre hubo muchas, pero en una de
ellas hubo un hombre que vivía en las montañas. Adoraba a la naturaleza y vivía en paz con ella.
Ese hombre era un ermitaño, su padre había sido un ermitaño,
su abuelo había sido un ermitaño, su bisabuelo había sido un ermitaño…. Y así
hasta líneas de linaje desconocidos. Si se preguntan por su concepción y la
descendencia… Bueno, cada ser humano tiene hambre de pasión en un momento de su
vida.
Como sea, el hombre se hacía adulto y como digna tradición
de su familia debía satisfacer esa hambre para asegurar un hijo a quien ceder
su legado.
Era tradición de la familia que el padre inmediato dictara
las instrucciones para tan importante viaje, así que 3 días antes de partir, el
padre llamó al hombre y le dijo:
-Toma el sendero verde lleno de espinas, camina 3 días sin
descansar por este sendero y llegaras a una aldea llena de mujeres. Consigue
una. Conciban un hijo y después de 60 días tráelo de vuelta por el mismo
sendero.
-¿No será muy doloroso el sendero, padre?
-La recompensa será mayor, hijo.
Y diciendo esto lo encomendó y se retiró a su cueva.
El abuelo del hombre, sabio y arrugado, quería también
ayudar a la última línea del primogénito a continuar con la encomienda, así lo
llamó al lecho del río donde yacía faltando 2 días para el viaje y le dijo:
-Camina por el riachuelo hasta llegar al valle, ahí veras
una gran roca, la cual debes escalar.
Sigue por la montaña durante 6 días y baja hasta sus faldas, donde hay
un bosque, crúzalo y llegaras a una aldea llena de mujeres. Consigue una.
Conciban un hijo y después de 60 días tráelo de vuelta por el mismo camino.
-¿No será muy largo, abuelo?
-La recompensa será mayor, hijo.
Y diciendo esto lo encomendó y regreso a su lecho cerca del
rio.
Un día antes de partir, el bisabuelo del hombre lo llamó a lo alto de la
colina donde vivía, pues queriendo que
su linaje viviera unas décadas más, se proponía a ayudarlo, siendo estas sus palabras:
-Viaja por la bahía
hasta llegar a una gran palma, gira a la
derecha y camina recto en dirección al sol hasta que llegues a una aldea. Mata a las serpientes y alacranes que
halles a tu paso, pues estos caminos
están llenos de ellas. Ve con cuidado y llegaras a una aldea llena de
mujeres. Consigue una.
Conciban un hijo y después de 60 días tráelo de vuelta
por el mismo camino.
--¿No será muy doloroso el sendero, Bisabuelo?
-La recompensa será mayor, hijo.
Y diciendo esto lo encomendó y regreso a tranquila colina.
El día de la partida,
el hombre decidió hacerle caso a su bisabuelo y seguir por la bahía, con el sol a su espalda y tan solo unos
mendrugos de pan. El camino tenía, en efecto, muchos animales ponzoñosos, y
antes de llegar a la gran palmera el hombre decidió tomar un atajo hacia los bosques, que veía a lo
lejos. Camino 3 días hasta que, desesperado
y perdido, subió a lo alto de un árbol, y distinguiendo a lo lejos un
sendero de espinas corrió hacia él y anduvo por 6 horas hasta que llegó a la
aldea que su familia había visitado.
Estando ahí, cansado, muerto de hambre y frío, se acercó al
pozo y bebió agua como poseso hasta que una joven le preguntó cuál era el
motivo de su estado. El hombre, furioso, le contó la historia de su padre, su
abuelo y su bisabuelo, alegando que
ninguno de sus caminos servía y que él solo se las había arreglado al
final. Entonces la chica río largo y tendido, para asombro del hombre, quien aún más furioso le preguntó el porqué
de su risa.
-¿dices que no sirve ninguno de sus caminos? Yo creo que
sirven todos.
-¿Por qué lo crees?
-Bueno, todos llegaron, ¿No?
La vida está llena de caminos distintos y distintas formas de
recórrelos, pero al final, si logras llegar, cualquiera de ellos es bueno.
Y, sonriendo, el hombre se dio cuenta que tenía razón, la
tomo por esposa y tuvieron un niño y después de 60 se quedó en la aldea porque
ya sabía cuál era su final y que camino quería tomar hacia él.
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